Rosario Sabariegos Jareño, Universidad de Castilla-La Mancha y Antonio Mas López, Universidad de Castilla-La Mancha
El 17 de julio de 2019 la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha declarado el brote de infección por el virus Ébola en la República Democrática del Congo (RD Congo) como Emergencia de Salud Pública de Importancia Internacional (ESPII).
Esta definición implica que la situación es grave, súbita, inusual o inesperada; tiene implicaciones para la salud pública que van más allá de las fronteras del Estado afectado; y puede necesitar una acción internacional inmediata.
Las razones para esta declaración son múltiples: se ha incrementado el número de casos en Butembo y Malabako, el epicentro se ha movido de Malabako a Beni, y hay un caso importado en la ciudad de Goma. En palabras de la OMS: el riesgo sigue siendo elevado a nivel nacional y regional pero todavía bajo a nivel global.
El virus Ébola produce infecciones sistémicas acompañadas de supresión del sistema inmune, respuesta inflamatoria anormal, grandes pérdidas de fluidos y electrolitos y alta mortalidad. Esto se traduce en síntomas como fiebre, dolor de cabeza, dolores articulares y musculares, debilidad, diarrea, vómitos, dolor de estómago, falta de apetito y sangrado anormal. La enfermedad en África tiene una mortalidad de entre el 40-60 %.
43 años después
La RD Congo (antiguamente Zaire) es el país donde se aisló por primera vez el virus Ébola (1976). El brote actual, el décimo que sufre la RD Congo en toda su historia, se inició en julio de 2018 y es, por ahora, el segundo más importante en número de afectados y fallecimientos tras el de 2013-2016 en África Occidental que finalizó con 28 616 casos de los que 11 310 fallecieron.
Hasta el día de esta declaración el Ministerio de Sanidad de la RD Congo ha contabilizado un total de 2 522 casos (2 428 confirmados y 94 probables) de los que 1 698 han fallecido y 717 se han curado.
Hay vacuna efectiva
En ambas epidemias los síntomas iniciales fueron confundidos con los de malaria. Esta es la razón de que muchas personas que acudían a centros sanitarios entraran en contacto con pacientes infectados con el virus Ébola que no habían sido diagnosticados. Eso contribuyó a la expansión inicial del virus.
Pero no todo van a ser malas noticias. La epidemia anterior y esta han sido causadas por la misma especie de virus (virus Ébola Zaire o ZEBOV). Por lo tanto, todo el conocimiento adquirido durante el brote de 2013-2016 se puede aplicar ahora, y esto incluye lo que sabemos sobre la efectividad de la vacuna rVSV-ZEBOV.
Durante el brote 2013-2016 se realizó un ensayo clínico que demostró que esta vacuna es un producto seguro y con niveles de protección cercanos al 100%. Gracias a estos datos la OMS permite su administración a pesar de que todavía no se ha autorizado su uso ni por la Agencia Americana ni por la Europea de Control de Medicamentos (FDA y EMA, respectivamente). Se necesita tan solo una dosis para que se adquiera protección 10 días después de su administración. Desde agosto de 2018 se está administrando esta vacuna en RD Congo.
La violencia de las tierras raras
Si la vacuna tiene esa tasa de eficacia, ¿por qué la enfermedad está adquiriendo proporciones tan graves? La situación en la región es de extrema violencia.
Más de una docena de grupos armados están luchando en esa zona del país por el control de un territorio rico en tierras raras (coltán, por ejemplo). Por ello, los equipos sanitarios responsables tanto del seguimiento y tratamiento de las personas infectadas como de la inmunización del resto de la población, tienen grandes dificultades.
Hasta el momento 36 trabajadores sanitarios han sido asesinados por grupos armados. Al menos dos centros de tratamiento de Ébola de Médicos sin Fronteras (MSF) han sido atacados.
Vacunación en anillo
Para controlar este tipo de situaciones de riesgo sanitario es necesario establecer claramente los casos y los posibles contactos, lo que se hace imposible en RD Congo.
El número de desplazados dentro y fuera del país es elevadísimo. Se estima que por cuestiones comerciales 15.000 personas cruzan la frontera de Goma a Ruanda cada día.
Además, existen campos de refugiados que albergan hasta un millón de personas desplazadas de sus hogares y cuyo seguimiento sanitario es difícil de realizar. Los desplazamientos han provocado también que en junio de 2019 se comunicaran los primeros casos en Uganda, país vecino.
Pondremos un ejemplo para que se entienda bien la influencia de los desplazamientos en el control de la enfermedad:
Se ha establecido desde el inicio de la epidemia una estrategia de vacunación en anillo. Es decir, una vez localizado un paciente infectado con Ébola se localiza a las personas que han estado en contacto con él y se procede a su vacunación. El número de desplazamientos es tan elevado en la zona que, en la práctica, hace imposible localizar a todos los contactos.
Faltan vacunas
Esta declaración de emergencia internacional permite que tanto Naciones Unidas como los países pertenecientes a la OMS aumenten el esfuerzo dedicado a contener el brote mientras que se lanzan medidas tanto a los países afectados como a los países vecinos. Además, se lanza un aviso sobre la escasez de la vacuna rVSV-ZEBOV, y se recomienda aumentar la producción por todos los medios posibles, incluyendo la transferencia de tecnología a terceros.
España por ahora solo puede apoyar a la OMS con dinero y personas cualificadas. La experiencia acumulada por nuestros profesionales en el brote de 2013-2016, con el cuidado de la enfermera Teresa Romero y los casos importados, será muy valiosa. Esperemos que, dentro de nuestras posibilidades, contribuyamos a que se solucione este grave problema en RD Congo.
Rosario Sabariegos Jareño, Contratada Doctora Interina. Departamento de Ciencias Médicas. Área de Microbiología. Laboratorio de Virología Molecular., Universidad de Castilla-La Mancha y Antonio Mas López, Profesor Titular de Universidad, Departamento de Ciencias Médicas, Área de Microbiología, Laboratorio de Virología Molecular, Universidad de Castilla-La Mancha
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.