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El curioso comportamiento de algunas aves que usan plantas frescas y aromáticas en sus nidos

03/12/2025
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El curioso comportamiento de algunas aves que usan plantas frescas y aromáticas en sus nidos

03/12/2025

Jorge Garrido Bautista, Universidad de Castilla-La Mancha

La construcción de nidos es un comportamiento prácticamente universal en las aves. Estas estructuras son un rasgo tan distintivo de estos animales como lo son sus plumas o alas. Los nidos son el soporte estructural para los huevos, pollos y los propios progenitores que lo construyen, protegiéndolos frente a depredadores y otros factores ambientales.

La mayoría de las aves usan materiales orgánicos para su construcción, como ramas o musgo, pero también inorgánicos como barro y otros de origen antropogénico, como plásticos. Todos estos materiales conforman la base estructural de un nido, pero en su superficie también se encuentran otros añadidos tras la terminación de la estructura –como plumas o pelo– con funciones muy diversas, en muchos casos relacionados con la selección sexual. Entre estos elementos incorporados a posteriori se encuentran las plantas verdes frescas, como aquellas que utilizamos comúnmente para agregar sabor, color y aroma a alimentos.

Comportamiento intrigante

La incorporación de fragmentos frescos de plantas, muchas veces aromáticas, o incluso de flores, es un comportamiento que ha intrigado a muchos científicos durante décadas. Hasta donde sabemos, esta conducta solo la exhiben unas pocas especies entre las miles que existen actualmente, lo que la hace más intrigante.

Cuando hablamos de material vegetal verde y fresco nos referimos a hojas completas o fragmentos de ellas, hierbas y flores, que aunque no son verdes pueden adoptar funciones similares. Este tipo de material casi siempre se incorpora cuando la estructura del nido está terminada y se mantiene hasta la puesta de los huevos, aunque hay especies, como el herrerillo común (Cyanistes caeruleus) que continúan aportando material verde hasta que los polluelos abandonan el nido. Otras especies de aves que muestran esta conducta son el estornino pinto (Sturnus vulgaris), el estornino negro (Sturnus unicolor) y, aunque solo existe un reporte en China, el gorrión rutilante (Passer cinnamomeus).

Mezcla de fragmentos de plantas frescas y flores de uno de los nidos de estornino negro que los autores han estudiado en la Sierra de Madrid.
Mezcla de fragmentos de plantas frescas y flores de uno de los nidos de estornino negro que los autores han estudiado en la Sierra de Madrid. Javier Sierro

Una selección minuciosa

A diferencia de los materiales estructurales (barro, ramas, etc.), las plantas parecen seleccionarse minuciosamente, ya que las aves escogen una pequeña fracción no aleatoria de variedades entre la flora local. Además, existen diferencias geográficas y sexuales entre y dentro de cada especie.

Según pudimos observar investigadores de las Universidades de Coímbra y de Granada, el herrerillo común, por ejemplo, selecciona principalmente la menta en los alrededores de Coímbra (Portugal) y el marrubio en Sierra Nevada. Otros trabajos han reportado que el herrerillo común prefiere la milenrama y el tomillo borriquero en los bosques de Córcega (Francia).

Además, en esta especie, solo la hembra aporta estas plantas al nido y lo hace desde la incubación de los huevos hasta el momento en que los polluelos se independizan. Por su parte, el estornino pinto parece ser algo menos selectivo, con un rango de plantas seleccionadas muy superior al herrerillo común, tanto en poblaciones de Estados Unidos como de Alemania. Y un patrón similar se puede observar en el estornino negro, su pariente más cercano, que incluso puede añadir flores al nido. En ambas especies de estornino, solo los machos aportan el material verde fresco y siempre antes de la incubación.

Pero lo verdaderamente llamativo de estas plantas es su perfil químico. Se ha comprobado que muchas de las especies seleccionadas son aromáticas, es decir, que emiten cantidades significativas de compuestos volátiles al entorno. Son estos compuestos terpenoides, como el limoneno o sabineno, los que han llamado la atención de los científicos por sus propiedades antimicrobianas e insecticidas.

Posibles utilidades de las plantas frescas

Diversos estudios han puesto a prueba la hipótesis de si las plantas frescas aromáticas reducen la carga de parásitos y bacterias patógenas en los nidos. Aunque la evidencia a favor es elevada, tiene matices. La mayoría de los estudios realizados con el herrerillo común han encontrado un efecto antiparasitario y antimicrobiano de las plantas aromáticas, pero no todos los grupos de parásitos se ven afectados de forma similar.

En un estudio que hicimos en Coímbra, donde introdujimos experimentalmente menta en unos nidos y hierba en otros, vimos que la primera reducía la población de ácaros hematófagos (aquellos que se alimentan de sangre), pero no la de larvas hematófagas de moscas. Este mismo patrón también se ha observado en otras poblaciones de herrerillo común y con otros grupos de parásitos.

Otra hipótesis que explica el uso de plantas frescas aromáticas se basa en la capacidad de los compuestos volátiles para estimular sistemas fisiológicos, como el inmunitario. Al igual que con la capacidad para reducir o matar parásitos y bacterias, existen matices en cuanto a la evidencia a favor, ya que las plantas aromáticas parecen estimular distintos componentes según la planta o mezcla de plantas empleada.

Hay casos donde las plantas aromáticas provocan un aumento de parámetros como el hematocrito, el número de glóbulos blancos o el crecimiento de los polluelos, pero en otras muchas ocasiones no se ha observado efecto alguno. Estos resultados discrepantes también los encontramos en la población de Coímbra. Incluso algunos estudios han encontrado evidencias a favor y en contra en la misma población de estudio y con la misma planta aromática.

Por último, existen otras hipótesis que, en vez de basarse en el perfil químico de las plantas para explicar su uso, lo hacen en su estructura macroscópica. Este enfoque señala a las plantas frescas como ornamentos que usan los machos para indicar su calidad individual y atraer a potenciales parejas o incluso para mantener el vínculo de pareja durante la época reproductora. Tal explicación se ha propuesto para el estornino pinto y el negro, cuyos machos introducen flores en los nidos junto a la mezcla de plantas frescas.

En la población de estornino negro en la Sierra de Madrid que nuestro equipo de investigación estudia no es raro encontrar flores entremezcladas con hojas de diversas especies de plantas. No obstante, se desconoce qué mecanismo podría estar detrás de esta señal o cuál sería su contenido informativo, ya que se trata de un comportamiento aparentemente barato en términos energéticos que cualquier estornino podría realizar.

Incógnitas y lo que queda aún por hacer

Aun con todo el conocimiento acumulado en torno a estas observaciones, quedan muchas incógnitas por resolver. ¿Tienen las plantas frescas una misma función universal o han adoptado funciones distintas según la especie y región geográfica? Aun no disponemos de una suerte de árbol filogenético para este comportamiento, por lo que desconocemos si es un carácter ancestral o derivado que ha aparecido varias veces en la evolución de las aves.

Sin embargo, las actuales diferencias geográficas y entre especies en la función y composición de plantas frescas parecen apuntar más bien a una diversificación funcional, es decir, que las plantas frescas habrían adoptado funciones distintas en diferentes especies (o incluso entre poblaciones de la misma especie). Tampoco hay estudios que hayan explorado nuevas funciones potenciales distintas a las ya probadas.

Por otra parte, si este comportamiento es adaptativo, debería incrementar el éxito reproductivo de la pareja. Recientemente se ha publicado un metaanálisis que ha encontrado un efecto positivo del material verde fresco en el éxito reproductivo, pero sólo en función de cómo se diseñe el experimento.

Por otro lado, para que un carácter sea adaptativo, debe ser heredable. A día de hoy, desconocemos qué porcentaje de la variabilidad de este comportamiento viene determinado por factores genéticos y ambientales o sociales, por lo que son esenciales futuros estudios que aborden la heredabilidad de dicha conducta. Incluso no sería descartable que, en ciertas poblaciones, incorporar plantas frescas no sea un fenómeno adaptativo, es decir, que en vez de aumentar el éxito reproductivo lo disminuya.

Aún queda mucho por descubrir de este fascinante comportamiento, y las futuras líneas de investigación deberían apuntar a los rincones inexplorados del uso de plantas frescas. Quienes hemos investigado de forma exhaustiva este fenómeno todavía no podemos responder con rotundidad a por qué las aves usan plantas frescas y aromáticas en sus nidos. Quizás unas especies le den un uso y otras le den otro distinto. Esperemos tener una respuesta clara y rotunda en los próximos años.The Conversation

Jorge Garrido Bautista, Investigador posdoctoral, Universidad de Castilla-La Mancha

Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.

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